Madrid | La Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) fue creada para ser un instrumento de libertad y es urgente proponer un regreso a sus raíces, elevando la voz y recordándolselo a Naciones Unidas (ONU); si no, caminaremos hacia una distopía totalitaria. Es el pensamiento del diplomático brasileño Ernesto Araujo, exministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Jair Bolsonaro y agudo analista geopolítico.
Conversamos con él en España en la víspera de la V Cumbre Transatlántica que realizamos en la sede de Naciones Unidas (ONU) en Nueva York, con ocasión del 75 aniversario de la DUDH.
¿Es una buena idea celebrar el 75 aniversario de la DUDH?
Este, sin duda, es un buen momento para recordar la importancia de la DUDH destacando que estaba destinada a ser un instrumento de libertad. Aún más, proponer un regreso a las raíces de la DUDH es urgente si no queremos que el mundo se convierta en una distopía totalitaria.
La V Cumbre Transatlántica se propuso exactamente eso. El evento fue recibido con entusiasmo, pero como se convocó en la sede de la ONU algunos nos acusan de «globalistas».
Los conservadores deben ocupar ese espacio. La ONU debe ser promotora de la libertad, no del totalitarismo y hay que recordarle eso; pero es una lucha dura. Yo peleé durante mi mandato como ministro de Asuntos Exteriores y lo sé por experiencia. Cuando intentas reintroducir la libertad en los espacios de Naciones Unidas eres acusado de diversas cosas y van detrás de ti.
¿Qué ocasionó el abandono del sentido original de la DUDH?
La ONU olvidó la dimensión de libertad y consumó una tragedia. Me explico: el sistema de las Naciones Unidas tiene dos pilares: la Carta, que trata sobre la guerra y la paz entre las naciones, y la DUDH, que trata sobre la dignidad y la libertad de la persona humana. Mucha gente normalmente piensa solo en la dimensión de la paz y olvida la dimensión de la libertad, pero es imposible tener paz sin libertad. Renunciar a la libertad para tener paz es una ilusión trágica de nuestros tiempos.
Así, el propósito original de la DUDH fue distorsionado, el principio de la libertad fue dejado de lado y el sistema de las Naciones Unidas adoptó un enfoque globalista o colectivista en asuntos como “el desarrollo sostenible” o en su respuesta a las pandemias. Repito, volver a las raíces de la DUDH es urgente.
¿Qué diferencia hay entre globalización y globalismo?
La globalización fue un fenómeno económico, básicamente espontáneo, derivado de la apertura de nuevos mercados a inicios de los años noventa, lo que provocó una expansión de la inversión y la riqueza alrededor del mundo sobre la base de una competencia más libre, llevó a extraordinarios avances tecnológicos y a una mejor calidad de vida, incluyendo mejor comida y salud para la población más pobre.
El globalismo, por otro lado, es un conjunto de proyectos políticos encaminados a la centralización del poder y a un control total sobre los individuos con el pretexto de resolver «asuntos globales» – o que afectan a todos los países – como el cambio climático, pandemias o migración. De alguna manera es lo opuesto a la globalización, que vio una dispersión del poder. De muchas maneras el globalismo es análogo al comunismo, pero por otros medios. El globalismo es el comunismo del siglo XXI.
¿Se configura un mundo con menos libertades?
El mundo se está pareciendo cada día más con China y la élite política y económica en países democráticos contemplan eso en silencio o contribuyen a ese proceso. El proyecto del Gran Reinicio del Foro Económico Mundial, por ejemplo, pretende tener sociedades de control. Nadie o casi nadie está trabajando por la libertad. Claramente la ONU no lo está haciendo, pero los Estados Unidos tampoco, ni la Unión Europea, ni las élites occidentales. Por eso, inevitablemente la dignidad humana se ve vulnerada y la libertad está disminuyendo.
¿Qué vías ve de salida? ¿Está todo perdido o hay esperanza?
Hay esperanza. Durante los últimos 10 años la gente se volvió mucho más consciente del reto al que se enfrentan. Es un trabajo complicado, ya que el globalismo es difuso, utiliza muchos disfraces. No existe un “Manifiesto Globalista” para que puedas reconocerlo con facilidad. Hay que entenderlo para resistirlo y vencerlo.
Puede ser frenado políticamente en países que aún cuentan con un sistema de votación libre y justo, así como con libertad de expresión, muy pocos hoy en día. En otros lugares debe ser combatido por movimientos espontáneos de la sociedad destinados a deslegitimar los regímenes totalitarios globalistas. Siempre se comienza con pequeños avances.