Ya son 18 los obispos, sacerdotes y seminaristas católicos secuestrados e injustamente encarcelados por el dictador Daniel Ortega en Nicaragua.
Los obispos son Rolando Álvarez, de Matagalpa, privado de su libertad en agosto de 2022, e Isidoro Mora, obispo de Siuna, secuestrado el pasado 20 de diciembre después de pedir en una misa oración por el obispo Álvarez.
Aunque el régimen califica como «detenciones» la privación a la libertad de los prelados, en realidad se trata de secuestros, seguidos de encarcelamiento sin proceso legal alguno o a través de procesos irregulares.
La mayoría de los sacerdotes privados de la libertad son de la Arquidiócesis de Managua: monseñor Carlos Avilés, vicario general de la arquidiócesis; monseñor Silvio Fonseca, párroco de la iglesia Santa Faz, y vicario diocesano de Familia, Niñez y Juventud; Héctor Treminio, párroco de la iglesia Santo Cristo de Esquipulas; Mykel Monterrey, párroco de la iglesia Nuestra Señora de Candelaria; Raúl Zamora, párroco de la iglesia Jesús de la Divina Misericordia; Gerardo José Rodríguez, párroco de la iglesia Purísima Concepción; monseñor Miguel Mántica, párroco de la iglesia San Francisco de Asís; e Ismael Serrano, párroco de la iglesia San Miguel Arcángel.
Además: Pablo Villafranca, párroco de la iglesia Nuestro Señor de Veracruz en Nindirí; Fernando Calero, párroco de Nuestra Señora de Fátima en Matagalpa; Marcos Díaz Prado, párroco de la iglesia Santo Tomás Apóstol de Puerto Corinto; Jader Hernández, párroco de la Iglesia Madre del Divino Pastor en Nejapa; y José Gustavo Sandino Ochoa, párroco de la iglesia Nuestra Señora de los Dolores en Santa María de Pantasma.
Y tres seminaristas: Alester Sáenz y Tony Palacio, secuestrados junto con el obispo Mora; y Francisco Odorico Castilblanco, secuestrado el 2 de enero en San Sebastián de Yalí.
Daniel Ortega y su esposa desataron durante los últimos 5 años una intensa persecución contra la Iglesia Católica por ésta no someterse a sus caprichos. En 2022 fueron expulsados del país el nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag y la Congregación de las Hermanas de la Caridad; y en octubre 12 sacerdotes que llevaban meses secuestrados en las cárceles sandinistas. Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua, se encuentra exiliado desde 2019.
En los últimos cinco años la dictadura de los Ortega perpetró más de 740 ataques contra católicos: secuestros, prisiones, destierros forzados, cierre de iglesias y radiodifusoras, amenazas de muerte, profanación de templos, y prohibiciones a actos públicos de fe. Solo en 2023 se realizaron 275 de esas agresiones. Fue el año más violento contra de la Iglesia durante el lustro.
Los números de la persecución pueden ser conocidos gracias al valiente y cuidadoso trabajo de documentación de la abogada nicaragüense Martha Patricia Molina, quien participó en uno de los Diálogos Transatlánticos en octubre de 2022.