El domingo 4 de septiembre el pueblo chileno rechazó de forma contundente la propuesta de nueva Constitución: 62% de los votantes. Era un texto complejo, radical, ideologizado: pretendía, entre otras cosas, tratar el aborto y la eutanasia como “derechos”, imponer la ideología de género, reconocer la “diversidad de formas” de familias, dar al Estado prevalencia en la educación de los hijos sobre el derecho de los padres.
El resultado es un duro golpe para el presidente Gabriel Boric, para la agenda de su gobierno, para la izquierda chilena en general y, en especial, para la “izquierda octubrista”. El mensaje fue claro: el pueblo no comparte su utopía sectaria.
“El texto planteaba una especie de ‘refundación’ de nuestra patria, no resolvía los problemas de la gente, y lo que realmente la gente busca es vivir mejor”, esa fue una de las claves que llevaron el “apruebo” a la derrota, afirma Chiara Barchiesi, la diputada más joven en la historia de Chile, vicecoordinadora del Partido Republicano en el Parlamento y miembro de la Political Network for Values. Conversamos con ella y esto es lo que nos dijo:
El rechazo a la propuesta de Constitución ganó el plebiscito con 62% ¿Sorprendida?
Sí, gratamente sorprendida. El rechazo encabezaba las encuestas de forma consistente, pero la respuesta del pueblo chileno fue impresionantemente clara. Superó nuestras expectativas.
¿Qué significado tiene ese resultado?
Que en Chile no hay espacio para proyectos ideológicos que dividen a los chilenos. Durante meses vimos como ciertos partidos políticos, grupos organizados y activistas sembraban discordia, desconfianza y división. Impulsaban la idea de que existen chilenos de primera y segunda categoría. Todo eso recibió un rotundo “no”.
¿Por qué los chilenos rechazaron esa propuesta de Constitución?
Porque el texto no resolvía los problemas de la gente. Daba respuestas a “problemas” que solo eran relevantes para un gobierno absolutamente desconectado de la gente y para un grupo de doctrinarios que no tiene conexión con el chileno común y corriente.
¿Una utopía sectaria?
El texto planteaba una especie de “refundación” de nuestra patria, cuando lo único que realmente la gente busca es “vivir mejor”. Por eso se desató en torno al proceso constituyente un ataque constante a nuestros símbolos, un desprecio enorme a nuestros valores y una omisión de nuestras instituciones más importantes.
Esa nueva mayoría, el 62% de rechazo ¿es una derrota para quién?
Es una derrota para la “izquierda octubrista”, para la izquierda radical y para el gobierno de Gabriel Boric.
¿Qué es la izquierda octubrista?
Es la izquierda que radicalizó las manifestaciones de octubre de 2019, que desató una serie de actos vandálicos, que hizo apología de la violencia, que lanzó ataques sistemáticos a puntos estratégicos y generó una retórica que pontificaba que “todo lo antiguo es malo, todo lo nuevo es bueno”. Esa fue la izquierda que perdió.
¿Quién ganó este domingo?
Los que aman a Chile, los que tienen sentido común y los que buscan vivir mejor sin dañar a los demás.
El gobierno abrirá un nuevo proceso constituyente. ¿Esto es bueno para Chile?
Sí, ya lo anunció el presidente Boric. Yo creo que esta es una decisión que tiene que hacerse en el congreso y de cara a la gente. Casi 6 millones votaron por aprobar el plebiscito de entrada, pero son aún mas, casi 8 millones, los que rechazaron en este plebiscito de salida. El apruebo ahora no llegó a 4 millones 900 mil.
Entonces, muchos que apoyaron la idea de una nueva constituyente cambiaron de idea…
Gobierno y los políticos no pueden hacer oídos sordos al mensaje de las urnas, pero hay que interpretarlo bien. Muchos de quienes querían en 2020 una nueva Constitución deseaban mejor acceso al agua, mejores pensiones, mejor sostén en caso de necesidades económicas graves, mejor calidad de vida, mejor vivienda y un sinfín de problemas reales.
Eso no fue debidamente recogido por la Convención…
No. Y esos problemas pueden y deben ser tratados, ofreciendo soluciones concretas, desde el Congreso y con un apoyo de un Ejecutivo competente, sin necesidad de pasar por un nuevo proceso constitucional.
¿Qué sigue ahora?
Queda el trabajo de siempre. Empeñarse por nuestro Chile que sufre por la inflación, la inseguridad, el terrorismo y la inmigración descontrolada. Eso es lo que inspira a nuestra bancada republicana y a nuestro partido en general. Estamos contentos, porque evitamos lo peor, pero aún queda mucho por trabajar: siguen los atentados en el sur, sigue la violencia desatada, sigue el crimen sin control y la inflación sigue afectando la vida de los chilenos. Mientras esos problemas existan, no podemos descansar.