Toda mujer que pretenda abortar en Hungría tendrá que haber recibido antes toda la información sobre los signos vitales de su bebé, incluído escuchar el latido del corazón. La nueva norma es establecida por un decreto de Sandor Pinter, ministro del Interior; fue publicada el lunes, 12 de septiembre y entrará en vigor este viernes 15.
El texto determina que para abortar la solicitante deberá presentar el informe de un ginecólogo-obstetra, donde éste asegure que mostró «a la embarazada los signos vitales del feto, de una forma claramente identificable».
El aborto se legalizó en Hungría en 1953, y en 1992 una ley de «protección a la vida del feto» limitó su acceso libre hasta la semana 12, y en determinadas circunstancias, el límite se puede ampliar a 18, 20 o 24 semanas.
Con la llegada de Fidesz al poder, en 2010, debido a la implementación de una robusta política de fortalecimiento de las familias y campañas gubernamentales contra el aborto, el número de casos viene cayendo progresivamente: de 40 mil 449 en 2010, a 21 mil 907 el año pasado. El país tiene casi 10 millones de habitantes.
El decreto gubernamental se suma a las actuales medidas de contención para el aborto: espera de 72 horas, información integral, aconsejamiento obligatorio en el Servicio de Protección a la Familia, y no hay financiamiento oficial para la práctica.
La nueva norma del gobierno húngaro está en la línea de las iniciativas para «visibilizar» la humanidad del feto, impulsadas en diversos países, especialmente en Estados Unidos con las leyes del latido fetal. La importancia capital de evidenciar la humanidad del bebé en gestación fue uno de los temas abordados en la IV Cumbre Transatlántica, realizada en mayo de éste año en Budapest por la Political Network for Values.