NUESTROS VALORES

Decálogo de Compromisos con la Dignidad Humana y el Bien Común

La dignidad de la persona constituye un valor ético de carácter universal y transcultural, no circunscrito a un ámbito geográfico o temporal, que se proyecta en lo social como fundamento del bien común de la humanidad. Es por ello que resaltamos el significado y el sentido de la Declaración universal de los derechos humanos de 1948.

Como miembros de la Political Network for Values asumimos el siguiente decálogo coincidiendo en que la política es una tarea al servicio, defensa y promoción de la dignidad de las personas y el desarrollo integral de sus comunidades, tanto a nivel local como global.

  1. La vida es el primero de los derechos humanos, sin el cual los demás derechos pierden su cimiento. Por ello es nuestra obligación proteger jurídicamente el derecho a la vida de todo ser humano.
  2. La defensa de la vida debe llevarse a cabo desde el mismo momento de la concepción, donde el ser humano se encuentra más vulnerable e indefenso. La destrucción de embriones humanos, la clonación, la manipulación genética, el alquiler de vientres, constituyen prácticas que debemos rechazar. En cambio, se debe promover y dar prioridad a la investigación con células madre adultas, incluyendo las reprogramadas hasta un estado embrionario y con las provenientes del líquido amniótico y del cordón umbilical.
  3. La familia es la unidad básica de la sociedad, primera escuela de formación del carácter y los valores que moldean al individuo y lo preparan para el desempeño de un rol positivo en la sociedad. De esta manera la defensa de la familia adquiere un compromiso inequívoco por nuestra parte. El Estado debe reconocer la importancia social y económica del matrimonio y la familia, por ello debe promover poíticas públicas con perspectiva de familia.
  4. El matrimonio constituye una Institución entre un hombre y una mujer, donde cada uno tiene un aporte diferente y al mismo tiempo complementario en el proceso de formación de una familia. Por ello es vital la promoción a nivel cívico y el respaldo a nivel jurídico de dicha Institución.
  5. Es un derecho de los padres elegir la educación de sus hijos de acuerdo con sus convicciones morales, religiosas, filosóficas y pedagógicas, lo cual constituye un elemento central en la defensa de la dignidad de la persona. El estado no puede, ni debe reemplazar a los padres en esta tarea.
  6. El trabajo constituye un elemento esencial en la dignidad de la persona, puesto que allí la persona encuentra la oportunidad dedesarrollar sus capacidades, de ganar su sustento, crear el patrimonio familiar y aportar al bien común de la sociedad. Favorecer el trabajo digno y bien remunerado para todas las personas en el seno de nuestra sociedad, debe constituir siempre una prioridad.
  7. Resulta indispensable revalorizar el significado de los deberes como el elemento que más dignifica a las personas. El relativismo se asienta esencialmente en una ideología en la que se amplía la enumeración de falsos y supuestos nuevos derechos que significan la supresión de los deberes, bien sea con las personas mayores, con los niños, o con los seres humanos no nacidos.
  8. Constituye algo esencial la promoción y la profundización de la investigación y de la aplicación de los denominados cuidados paliativos. La eutanasia, como el aborto, no puede ser considerado como un derecho.
  9. La defensa del derecho a la objeción de conciencia en todos los ámbitos, especialmente en el sanitario, frente a la tiranía del relativismo, constituyen una exigencia y un compromiso que debemos asumir.
  10. La defensa de la libertad religiosa constituye un elemento central de la dignidad humana. Una de las manifestaciones más escandalosas del relativismo que padecemos suele ser la falta de reacción, incluso la indiferencia, de nuestra sociedad ante las persecuciones religiosas del mundo.